Cualquier persona en constante actividad productiva, llama poderosamente la atención por su dinamismo, ingenio para tener una ocupación y el empeño que tiene por hacer bien las cosas. Esta inquietud tan evidente, no es otra cosa sino el valor de la laboriosidad aplicado en la vida cotidiana, lo cual significa:
Hacer con cuidado y esmero las tareas, labores y deberes que son propios de nuestras circunstancias personales.
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