miércoles, 22 de junio de 2011

Papa explica cómo rezar con los salmos


(Romereports.com) Como parte de su serie de catequesis sobre la oración, Benedicto XVI ha explicado hoy cómo rezar con los salmos. También ha anunciado que durante las próximas semanas reflexionará sobre los salmos más importantes. TEXTO COMPLETO EN ESPAÑOL:






Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quisiera comentar el libro de oración por excelencia, el libro de los Salmos. Los ciento cincuenta cantos que lo componen, con distintas temáticas y géneros literarios, expresan la riqueza de la experiencia humana. Dos ideas centrales pueden resumir esa amplia gama de sentimientos, la súplica y la alabanza, ambas profundamente unidas. La súplica está animada por la certeza de que, ante el sufrimiento o la contrición, Dios responderá y así, con la esperanza puesta en la misericordia divina, se abre a la alabanza y a la acción de gracias; la alabanza nace de una experiencia de salvación, que supone en sí misma el reconocimiento de nuestra pequeñez y la necesidad de ayuda que la súplica expresa. En los Salmos aprendemos a rezar con las palabras de Dios y del mismo modo que el niño aprende a expresar sus sentimientos con palabras ajenas, que recoge de sus padres, repitiéndolas hasta hacerlas suyas, así también nosotros nos apropiamos de las palabras que Dios nos ofrece en este libro, para poderle alabar como Él quiere. Por último, en el Salterio, que el Señor rezó cuando estaba en el mundo, se encuentran cumplidas las profecías que se unían a la figura mesiánica de David, desvelando en Jesús su sentido más pleno y profundo. Así el cristiano, rezando los Salmos, reza al Padre, en Cristo y con Cristo, asumiendo estos cantos una dimensión nueva en el Misterio Pascual.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Colombia, Venezuela y otros países latinoamericanos. Os invito a que aprendáis de los Salmos a hablar con Dios y, repitiendo la súplica de los apóstoles, Señor, enséñanos a orar, abráis el corazón para acoger la plegaria del Maestro, en la que toda oración llega a su culmen. Muchas gracias.

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